¿Es estrés o es ansiedad?

Santiago está manejando en hora pico del tráfico y con un exceso de cláxons alrededor, a punto de presentar un examen para el que lleva meses preparándose, sabe que si llega tarde no tendrá suficiente tiempo para contestarlo y además de todo no recuerda en qué salón tenía que presentarse al llegar a la universidad ya que olvidó su cuaderno en casa.

Una situación así podría generar muchísimo estrés o también un ataque de pánico, pero ¿Cuál es la diferencia?

El estrés es una respuesta fisiológica que se desencadena cuando el cerebro interpreta “algo” como peligroso o amenazante y provoca que nos activemos para combatirlo. Se trata de un proceso adaptativo del ser humano, en general, cuando hablamos de estrés nos referimos a la tensión que se genera por alguna situación que estamos viviendo. Santiago podría estar sintiendo mucho estrés ante todo lo que le rodea y la cantidad de cosas con las que tiene que lidiar, sin embargo el estrés también lo ayuda; pues hace que se active y busque otro camino con menos tráfico, le llame a su amigo a preguntar en qué salón tenía que presentarse y busque que alguien de su casa le mande la foto del cuaderno que dejó en casa para que cuando llegue a la universidad pueda concentrarse en el examen.

La ansiedad no generaría esta misma respuesta en Santiago ya que a diferencia del estrés, la ansiedad es un estado tan elevado de preocupación y miedo que ocasiona que la persona se incapacite y no pueda lidiar con nada más, la ansiedad también es más persistente que el estrés y se puede llegar a presentar sin que la situación lo amerite, es decir, se puede sufrir un ataque de pánico en medio de la nada. Los sentimientos de ansiedad interfieren con lo que la persona está haciendo, son difíciles de controlar y sobre todo son desproporcionales al peligro real. Los síntomas de la ansiedad se pueden manifestar de distinta forma en cada persona pero más comúnmente son; sensación de nerviosismo, aumento del ritmo cardiaco y respiración acelerada, sudoración, pies fríos, sensación de debilidad, cansancio o agitación y problemas para pensar en otra cosa que no sea la preocupación actual.

Quizá la forma mas sencilla de saber si lo que sentimos es estrés o ansiedad sería cuestionar si existe una presión externa generando la preocupación (examen) o si el estado de alerta es flotante y no podemos identificar su origen. Por otro lado un ataque de pánico sucede como anticipación a un peligro “que pudiera suceder” y para el cual sentimos que no tenemos las herramientas para afrontar.

Existen muchísimas formas de lidiar tanto con el estrés como con la ansiedad y los ataques de pánico. De forma preventiva es ideal aprender ejercicios de relajación, meditación, yoga y mindfulness, sin embargo una persona que presenta estrés elevado o ansiedad persistente debería acudir a psicoterapia para entender el origen del miedo y poder confrontar la amenaza real que el objeto o situación presentan. Cuando la ansiedad y los ataques de pánico se vuelven incapacitares, es decir no permiten que la persona funcione con normalidad en su vida diaria, se recomienda la prescripción de ansiolíticos con ayuda de un psiquiatra.

Vivimos en un mundo que hoy en día exige muchísimo de nosotros, razón por la que los trastornos de ansiedad son padecidos por más de 300 millones de personas en el mundo (OMS)1. No te esperes a que tu estrés se convierta en ansiedad y te cause un ataque de pánico, la salud mental es tan importante como la salud física, y en éste caso, es parte de la salud física. Cuídate.

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  1. https://www.who.int/observatories/global-observatory-on-health-research-and-development/analyses-and-syntheses/mental-health/global-strategic-direction

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